El laboratorio deriva de los intereses de investigación de un buen número de académicos en torno al estudio de los ecosistemas costeros que constituyen uno de los ejemplos más notables de las interacciones entre el agua, el aire y la tierra que hacen posible la vida en el planeta. En las zonas tropicales, estos sistemas de alta diversidad biológica funcionan en forma interconectada puesto que los componentes marinos, litorales y costeros se encuentran estrechamente acoplados por un mismo flujo de energía. La nueva infraestructura ha permitido ampliar las acciones de investigación para estudiar la biodiversidad y participar en su conservación mediante el estudio y catalogación de la biodiversidad costera de la península de Yucatán. En este laboratorio, además de resguardar las colecciones biológicas regionales de referencia (registradas ante la SEMARNAT y CONABIO), se generan los inventarios florísticos y faunísticos de las regiones costeras del sureste que son la base del conocimiento sobre la distribución y abundancia y los factores que las determinan. La biología de la conservación juega un papel clave en el diseño de estrategias efectivas para salvaguardar el patrimonio genético albergado en los sistemas naturales y utiliza herramientas de análisis que incluyen varios niveles de organización de la materia, desde el molecular (mediante la utilización, por ejemplo, de códigos de barras de ADN) hasta el ecosistémico.